21 de mayo de 2008

Los ciudadanos de Campana son talentosos.

No cabe duda que tenemos ilustres técnicos y profesionales trabajando en Campana. La ciudad debe sentirse orgullosa por contar con vitales recursos volcados a la innovación permanente en cada uno de los puestos de trabajo de las distintas organizaciones instaladas en la región.

Es el mayor valor de Campana. Incluso desde la perspectiva económica. Talentosos jóvenes que vuelcan diariamente sus conocimientos en los ámbitos laborales, despejando toda duda acerca de la importancia estratégica que ha tomado nuestra ciudad.

Todas las cifras sobre la productividad del trabajo local dan por encima de la media del país, e incluso por sobre la media de otros países. Son importantísimos los comentarios sobre cómo nuestros técnicos se destacan, cuando recorren otras filiales en otros lugares del país y del mundo.

La circulación permanente de información técnica y comercial de alto contenido, con valor agregado fruto de la experiencia y del conocimiento, son las principales variables que se toman en cuenta al momento de decidir por Campana, como un lugar estratégico en el planeta.

Ni el alto valor del metro cuadrado de la tierra, ni los costos de la construcción, ni los sueldos y salarios que se deben pagar en el sector privado, constituyen barreras infranqueables al momento de decidir una radicación de un emprendimiento importante.

Debemos sentirnos orgullosos de participar de una ciudad que cuenta con semejante valor estratégico.

La pregunta es:
¿Cómo es posible que tanto talento, tanto valor agregado en la producción de bienes y servicios, tanta riqueza generada producto del conocimiento, no esté generando una equivalente calidad en las políticas públicas?

El Estado, a nivel local, ha sido proclive a permitir y fomentar que la ciudad logre la incorporación de capital, la formación intensiva y la creación de riqueza. Por cierto que se ha transformado en un actor protagónico y ha acompañado el proceso.

Pero sin embargo, no ha podido capitalizar suficientemente toda la contribución aportada. No hay un correlato entre la importancia de producir con altísimo valor para el resto del país y para el mundo, con las políticas de desarrollo local.

Una de las explicaciones y no la única, se relaciona directamente con sostener radicaciones e inversiones sin la percepción de las correspondientes Tasas Municipales y que priva a la población de mejores sueldos públicos, mejores servicios y mejores obras de infraestructura.

Para ejemplo vale pensar que sólo la Central Termoeléctrica invirtió hasta ahora cerca de $1.300.000.000.- y el municipio solo percibió hasta ahora apenas 500.000.- y por única vez. Si fuera el único caso y una excepción, vaya y pase. Pero son todas así.

Para colmo, tener que soportar el discurso de un rehén anodino de este sistema perverso de acumulación, prometiendo obras provinciales que llegan muy tarde y con calidad discutible, ya resulta poco creíble aunque aún las encuestas no lo verifiquen. Su magnífica capacidad de flotación alienta esperanzas, en un terreno minado, con un déficit cercano a los 8000 millones de pesos. Con servicios educativos, de salud, de seguridad, de infraestructura, entre otros, de pésima calidad y culpando siempre a sus antecesores. Todos ellos del mismo signo. Pero sin embargo sigue prometiendo y prometiendo.

Es entendible además, que el gobierno local se encuentre limitado en la capacidad de negociación y los ciudadanos podrán juzgar los motivos de tales limitaciones, aunque no justifica a mi entender un alineamiento tan directo y sencillo.

Si lo peor de la crisis ya pasó, también ya es hora de encarar políticas de Estado para transformar las ventajas competitivas y el crecimiento operado, en verdaderas estrategias de desarrollo y distribución del ingreso.

Propuse la creación de una comisión desde el Concejo Deliberante para modificar las normativas al respecto, pero lamentablemente la inercia o el temor al debate democrático, priva a la ciudad de discutir políticas de mediano y largo plazo para la transformación de la ciudad. Espero que por ahora nomás, porque se que hay concejales que están dispuestos a hacerlo.

Tanto valor agregado, tanta riqueza producida en la ciudad, tanta innovación e inteligencia aplicada, no tiene un correlato con varios servicios deficientes que aún tenemos en el territorio. Esperamos poder participar de un debate profundo sobre el futuro, no para imponer nuestras razones, sino para mejorar las políticas.

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