29 de abril de 2007

Apuntes sobre la Inclusión. Maria Eugenia Ali.·


Para poder reflexionar acerca de las Políticas de Inclusión Social en Argentina me resulta necesario poner en claro algunos conceptos.
En principio definir que se entiende por Inclusión Social. Pero para ello es ineludible conceptualizar a la Exclusión Social. “Existe en la actualidad una proliferación de trabajos y políticas puestas en marcha en la Unión Europea que define la exclusión como "la imposibilidad de gozar de los derechos sociales sin ayuda, en la imagen desvalorizada de sí mismo y de la capacidad personal de hacer frente a las obligaciones propias, en el riesgo de verse relegado de forma duradera al estatus de persona asistida y en la estigmatización que todo ello conlleva para las personas y, en las ciudades, para los barrios en que residen" . Esta noción se entiende como concepto dinámico y mucho más amplio que el concepto de pobreza. Desde este enfoque, Tezanos (1999) plantea que los procesos de exclusión hoy nos sitúan en la perspectiva de una problemática social propia de las sociedades postindustriales, mientras que la noción de pobreza tiende a ser situada en el marco de las sociedades industriales o tradicionales”
Hay quienes asocian el concepto de exclusión social a la pérdida de ciudadanía. Consideran que el individuo se caracteriza por la falta de participación en lo económico, en lo político, lo cultural y/o lo social. Tiene en cuenta los factores de riesgos que pueden facilitar la exclusión de todas o algunas de las distintas esferas de la vida.
Otros hacen foco en la ruptura del lazo social. Se considera al trabajo como el principal articulador de identidad. Ante la pérdida del empleo y la perdida de la protección social el sujeto padece las contingencias sociales. Robert Castel es un referente de esta postura pero la conceptualiza como “desafiliación”, habla de la ruptura de relaciones sociales y de aquellas regulaciones que reproducen la vida social, de la pérdida de autoestima y de identidad. La resolución del problema estaría dada por la reinserción del sujeto en el mercado de trabajo y también en la comunidad.
Ambas formas de pensar la exclusión tienen la característica de superar el concepto de pobreza y abarcar a una población cada vez mayor que involucra a los pobres y los no pobres, a los desempleados, a las personas que viven con VIH, a grupos aborígenes, grupos religiosos, políticos y sexuales, a personas con discapacidad, etc. En síntesis personas cuyos derechos sociales son vulnerados y que no pueden ejercer su ciudadanía de manera plena.
En Argentina principalmente durante la presidencia de Néstor Kirchner se lanzaron planes y programas con una fuerte propaganda mediática que utilizan los conceptos de inclusión social, desarrollo local y economía social. En estas políticas no aparece clarificado si refiere a los excluidos tal como los define este texto o si están dirigidos a los pobres, a aquellos individuos asociados a los procesos de pauperización propios de las sociedades industriales. Esto lo señalo porque en mi opinión las políticas de inclusión social continúan siendo focalizadas y el Estado no ha restaurado un sistema educativo, de salud y de seguridad social de carácter universal. Menos aún ha intervenido en la articulación capacitación y empleo, que no es más que la expresión de la histórica relación entre educación y trabajo. No se discute que el empleo formal efectiviza derechos, que el trabajo brinda identidad y que ello es posible principalmente con el acceso a la educación. Pero para que los sujetos que padecen las consecuencias del modelo de acumulación flexible propio del neoliberalismo aún vigente, sean reinsertados en las distintas esferas de la vida humana, desde el consumo hasta la recreación es vital recuperar la vigencia de los derechos sociales mediante dispositivos del Estado que los efectivicen. Estos dispositivos deben gestarse y gestionarse desde los colectivos ciudadanos de cada región y atender a sus necesidades particulares en una permanente articulación con las políticas nacionales.
A pesar de lo que ya enuncie me surge una duda ¿existen los excluidos del sistema? ¿No están acaso incluidos en sistemas que se caracterizan por el clientelismo político o por formas de explotación vinculados al trabajo “en negro”? Es claro que están incluidos de manera tal que sus derechos sociales no están reconocidos. Y muchas veces ese “no reconocimiento” es fruto de las políticas de Estado. Los males que padecemos no son castigos divinos son resultados de transformaciones que el mismo Estado llevo a cabo y cuyos ciudadanos por acción u omisión, conscientes o no acompañaron. Es más rico pensar en términos de “Zonas de Desafiliación” como propone Castel, ya que tiene en cuenta las trayectorias de vida. Pero para debatir hay que compartir un código común, desde Europa a América Latina hoy es “moda” hablar en torno al binomio exclusión/inclusión.
·María Eugenia Ali, Trabajo Social UNLu.

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